Para el 2025, después de las pruebas con animales, por primera vez, se hace posible la impresión 3D individual de los principales órganos humanos. A pesar de que la impresora 3D aún no se ha mejorado por completo (ya que ciertos tipos de órganos siguen siendo demasiado complejos), es, sin embargo, un logro significativo en la prolongación de la vida. En las próximas décadas, será posible imprimir más y más órganos del cuerpo humano.
Usando nanotecnologías, un riñón artificial puede imitar casi todas las funciones renales vitales, mientras que un biorreactor realiza otras funciones renales.